sábado, 9 de julio de 2011

Noche

Una luna
grande y redonda
cabalga sobre algodones
blancos, grises y marrones;
me mira fijamente
y yo, absorto,
la miro a ella.
Su luz,
no es su luz.
Que importa!
Solo la miro
y mi corazón
tampoco es mio.
Toca,
la orilla del mar
y él se tiñe
de plata y lino;
abro mi pecho
como abro la arena
y en el hueco pongo
codiciadas caracolas.
Eres del cielo,
eres del mar.
Que importa!
Yo solo te miro
y mi corazón
tampoco es mio...

          A:
              Cindy Martínez Q.

                      

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